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The story

Estas dos historias no son mías, las encontré por casualidad por facebook y me han encantado. Así que he decidido publicarlas para que todas podáis disfrutar de estas fantásticas novelas tanto como yo. No se quien las ha escrito pero son maravillosa. Espero que os gusten.


Gracias por leer.

jueves, 28 de agosto de 2014

Adicto a Ti - Capítulo 10


Capítulo 10:

Me desperté a causa del maldito despertador que Cantó me había obligado a tener. Giré sobre el colchón y estiré mi mano para apagarlo. Volví a girar para mirar al techo. Mi cabeza se estaba partiendo, si no me equivoco logré dormir lo mismo que nada. Toda la noche mi conciencia se encargó de que mi persona se sintiera verdaderamente mal. Me levanté y me dirigí al baño. Me di una ducha rápida y salí para cambiarme. Tomé un poco de café y salí en mi moto para otro maldito día en ese infierno. Recordé que hoy es la maldita fiesta de mi padre. ¡Demonios, nada podía ser peor!
Llegué y me encontré con Carlos y Blas esperándome para entrar. Sin quitarme los anteojos me acerque a ellos. Carlos me miró bien.
—Uuuh, esa es cara de haber tenido una mala pasada —aseguró el.
—Te equivocas Carlos, esa es cara de no haber tenido nada —dijo Blas.
Me quité los anteojos y los miré asesinamente, para luego gruñirles por lo bajo. No estaba de humor para soportar sus teorías y burlas.
—Creo que si las miradas mataran, ya estaríamos muertos Blas—dijo Carlos.

Los volví a fulminar con la mirada. Maldito si seguía provocándome no iba a terminar bien. Blas se acercó a él y colocó una de sus manos sobre su hombro. Comenzamos a caminar hacia las malditas clases, me adelante un poco, pero podía escucharlos perfectamente.
—Amigo, ¿recuerdas que Dani perteneció al equipo de lucha en la secundaria? —le preguntó Cantó por lo bajo.
—Sí —se limitó a decir Carlos.
—También, ¿recuerdas cuando peleaba en los bares?
—Ajá —respondió Carlos.
— ¿Y recuerdas que peleó con Hook y lo venció limpiamente?
Giré un poco la cabeza para mirarlos y Carlos miró nervioso a Blas.
—Sí, lo recuerdo.
—Entonces no insistamos más, ciertamente no somos Hook. No creo que tengamos tanta suerte si ontinuamos —dijo él. Llegamos al salón y era una de las pocas veces en las que llegábamos temprano.
Miré a mi alrededor y Kate no estaba. Gracias a Dios no estaba. Me senté en la última fila y logré hacer que mi cabeza se fuera de aquel lugar. La clase de Historia Universal comenzó, era tan tediosa aquella clase.
La puerta del salón se abrió y ella entró. Me senté derecho para mirarla, y a mi cabeza vino lo de ayer. Habérmela imaginado mientras estaba con otra era algo poco común en mí.
—Lo siento, se me ha hecho tarde —se disculpó.
La profesora la disculpó y ella miró a su alrededor para buscar un asiento. Él único lugar que quedaba era el que estaba a mi lado. Intentó buscar otro lugar, pero nada la salvaría de sentarse conmigo. Se acercó y con cuidado se sentó.
—Buen día —me saludó por lo bajo.
—Ojalá pudiera decir lo mismo —le dije. Se giró a verme.
—Uuuuh, ¿no dormiste bien anoche? —me preguntó.
—Exacto —dije.
Ella sacó un cuaderno y comenzó a escribir lo que la profesora estaba diciendo. Miré con detenimiento cada movimiento que hacía su nariz al escribir. Llevó la punta de la lapicera a su boca para morder levemente la punta.
¡Oh dios, yo tengo que hacer algo para poder estar con esta chica!
Se giró a verme, y me encontró mirándola fijamente.
— ¿Qué sucede? —me preguntó.
—Nada, solo te miraba —contesté.
—Después puedo prestarte un poco de tapa ojeras, si quieres —me dijo algo divertida.
—Oh, que considerada eres cariño.
—Lo sé —dijo orgullosa de ella misma y volvió a concentrarse en escribir.
La clase se me hizo lenta e interminable. Abril contribuía a ello, totalmente concentrada en lo que decían o escribían.
—Podemos salir mañana cariño —le hablé. Se giró a verme.
— ¿Mañana? —preguntó.
—Sí, ¿Por qué no?
— ¿Es necesario?
— ¿Cuál es el problema?
—El problema Dani, es que… no quiero problemas —dijo divertida.
— ¿Problemas?
—Ya sabes de quien te estoy hablando. Mary.
—Oh, Mary —dije frustrado.
—De verdad tendrías que hablar con ella, está completamente obsesionada contigo. Por un lado le tengo lástima, debe ser horrible enamorarse de alguien que solo piensa en si mismo.
—Juro que yo jamás le di motivos para que se enamorara —me defendí.
—Dani… chicas como ella se enamoran fácilmente de hombres como tú.
— ¿Hombres como yo?
—De pura palabra, pero cero compromisos —me dijo.
— ¿Y chicas como tú? ¿Qué clase hombres buscan? —le pregunté.
Me miró fijo a los ojos y luego sonrió levemente.
—Chicas como yo buscan constantemente alguien que no sea posesivo y esté dispuesto a entregarse a una relación divertida y sana. Un hombre con el que puedas hablar de cualquier cosa y sentirte cómoda —me dijo.
— ¿Gango no podía hacer eso?
—Al principio sí, pero luego se volvió insoportable.
—Yo soy un hombre con el que perfectamente puedes hablar —dije. Volvió a sonreír.
—Si, lo imagino —dijo sarcástica —Eres el sapo imposible de transformar en príncipe.
El timbre sonó y todos comenzaron a salir. Ella se puso de pie y antes de salir del todo se giró a verme.
—Por eso se enamoran de ti, creen que pueden cambiarte —me dijo. La miré fijo —Pero eso, está totalmente fuera del alcance de sus manos.
Salió de allí dejándome solo con mis pensamientos. ¡Oh mierda! ¿Qué es lo que pasa conmigo? Yo no puedo sentirme mal por las palabras de una mujer poco común.
Poco común, eso es. Ella es diferente a las demás, o así la veo yo. Tal vez si le encuentro el parecido ya no voy a sentirme así.
La noche llegó y con ella la maldita fiesta. Terminé de vestirme en un costoso traje que me trajo mi padre de Paris. Parado frente al espejo me arreglé bien la corbata. De nuevo esos incesantes recuerdos llegaron a mi mente...

<<FLASHBACK>>
—¿Ves? Así es como se hace mi amor —ella tomó la corbata y comenzó a colocármela bien.
—¿Así mami? —le pregunté.
—Uno para arriba, luego lo doblas por aquí y un tirón para abajo.
—¿Cómo me veo?
—Perfecto, te ves hermoso.
<<FIN DEL FLASHBACK>>

Sacudí mi cabeza mientras dejaba que aquel recuerdo me atormentara. Volví mi vista al espejo y ya estaba listo. Tomé el peine y terminé de arreglar todo mi cabello.
De verdad no podía hacerme cargo de que todas estuvieran muertas por mi. La verdad de todo está a la vista. Yo no soy el problema. El problema son todas ellas.
El timbre de mi casa sonó, de seguro ese era papá. Salí del cuarto y me dirigí a atender. Abrí y él me miró bien.
—¿Estás listo? —preguntó.
—Sí —contesté.
Salimos de allí, nos subimos a uno de sus costosos coches, y partimos hacia otro de mis calvarios.
Pronto llegamos, en todo el viaje no habíamos cruzado palabra. Mi relación con mi padre era así, solo hablábamos lo necesario y lo necesario se significaba de trabajo.
Nos bajamos y entramos al gran salón. Miré a mi alrededor y toda la clase alta de la cuidad estaba allí. Empresarios, contadores, abogados, políticos y demás. Era hora de sacar mi faceta profesional y moralista. Nos acercamos a un grupo y mi padre comenzó a presentarme.
—Él es Dani, mi único hijo y mi futuro heredero —habló sobre mí.
—Buenas noches, señores —saludé.
Pronto comenzó la charla de negocios, puse mi mejor cara de atención e intenté hacerlo. Pero mi mirada se distrajo por la silueta de una pequeña mujer. Estaba de espaldas con un elegante vestido rojo, que dejaba a la vista la piel de su espalda. Tenía el cabello recogido, pero algunas mechas
caían por los costados de su rostro. Y cuando giró, de verdad no pensé que era ella. Comenzó a caminar del brazo de un hombre bien vestido de unos 50 años. Estoy seguro que ese es su padre.
—Con permiso señores, enseguida regreso —me disculpé.
La seguí con cuidado, observándola de cerca. De alguna forma, que no sea presentándome yo mismo, tenía que hacer que ella me viera. Divisé como sonreía cordialmente a las personas que, el hombre con el que estaba, le presentaba.
Se veía extremadamente hermosa en ese vestido, rojo pasión. Largo hasta el suelo, marcaba con claridad las bellas curvas de su cuerpo. Y ver su espalda al descubierto, era una tentación en vivo y en directo.
Gracias a mis tontas compañeras de Universidad ya había logrado verla en ropa interior. Pero la idea de desnudes que me provocaba su vestido era aun mayor de lo que yo había visto. La vi alejarse de aquel hombre y entonces me acerqué a él.
—Perdón, ¿usted es el señor Brooks? —le pregunte. Se giró a verme.
—Si, soy yo. Mucho gusto ¿usted es? —me preguntó.
—Mi nombre es Daniel Fernández —me presenté.
— ¿Puede ser que tu padre sea Greoff Fernández? —dijo frunciendo el ceño.
—El mismo —dije. Sonrió y estiró su mano para que la tomara.
—Es un gusto conocerte, hijo. He escuchado muchas cosas sobre tu padre, sé que es un muy buen abogado.
—Si lo es, y es mi gran ejemplo a seguir. Espero algún día poder llegar a ser tan grande como él. —dije mintiendo descaradamente.
—Si tienes potencial y carisma, estoy seguro de que lo lograras —dijo divertido.
—Eso espero señor, ya que en algún futuro me tocara tomar mando del buffete de mi padre.
— ¿Tú padre está aquí? —me preguntó.
—Si señor, se encuentra por allí —dije y lo señalé.
Giró y lo miró, volvió a mirarme.
—Oh, espera un segundo que voy a llamar a mi hija para que la conozcas —dijo.
¡Bingo! dije para mi fuero interno.
—Abril, hija —la llamó.
Ella se encontraba de espaldas hablando con otra mujer. Se giró a verlo y cuando me divisó frunzo el ceño con gesto de asombro. Se despidió de la mujer y se acercó a nosotros. Hice todo lo posible por parecer sorprendido.
—Hija, quiero que conozcas al joven Daniel Fernández —me presentó —Dani, ella es mi bella hija Abril.
—Es un gusto señorita —dije y tomé su mano para besarla cordialmente.
Ella no dijo nada, solo me miraba sin poder creerlo aun.
—Bueno, los dejo un segundo. Iré a hablar con tu padre, Dani —me dijo.
—Vaya tranquilo señor Brooks, yo cuidó de su hija.
Sonrió y palmeó mi espalda para luego irse. Clavé mis ojos en Abril, y ella me miró de arriba a abajo analizándome detenidamente.
— ¿Dónde quedó el sapo Marilynmansero? —me preguntó. Solté una leve carcajada — ¿Se puede saber que haces aquí?
—Aquí es donde vengo siempre que necesito pensar —le dije. Me miró acusadoramente —Bueno, en realidad vengo porque mi padre tiene amigos importantes y siempre necesita de mi ayuda.
—O sea que era esto lo que tenías que hacer hoy —me dijo.
—Al parecer los dos teníamos que hacerlo —dije y la miré de los pies a la cabeza —Se ve muy bella esta noche señorita Brooks.
—Oh —dijo ella soltando una sonrisa — ¿Ahora eres todo un caballero?
—Siempre lo soy, ¿no lo cree?
—En realidad creo que me gusta tu pelo hacia atrás. Se tiene mayor percepción del color de tus ojos.
— ¿Le gustan mis ojos? —pregunté sonriéndole levemente.
—Señor Fernández, creo que a pesar de que este vestido de gala, lo marylinmansero no se le va con nada del mundo.
—Podríamos fingir que acabamos de conocernos —dije y me di la vuelta para luego volver a mirarla —Buenas noches señorita.
Tomé su mano para besarla de nuevo. Ella rió por lo bajo.
—Buenas noches señor… —dejó de hablar para seguirme el juego.
—Fernández, o puede decirme Dani.




Hola amores!!!

Espero que os haya gustado el nuevo capítulo.

Espero vuestros comentarios de lo que os ha parecido.

Gracias por leer.

Besos, María.

sábado, 23 de agosto de 2014

Adicto a Ti - Capítulo 9


Capítulo 9:

La divisé a punto de subirse en el ascensor. Apresuré mi paso y puse mi mano frente a la firme puerta de acero, haciendo que se volviera a abrir. Me miró con ojos venenosos. Me metí y dejé que la puerta se cerrara. No dije nada y ella tampoco lo hizo. Llegamos a planta baja y sin siquiera mirarme salió. La seguí. Salimos fuera del edificio y vi como levantaba su brazo para tomar un taxi. Me acerqué a ella.
—Vamos ¿estás enojada? —le pregunté.
—Déjame en paz —dijo sin mirarme.
Tomé su brazo con cuidado e hice que me mirara.
— ¿Qué es lo que te molesta?
—Que mi madre se comporte de esa manera —dijo nerviosa —Y que personas como tú le sigan el jueguito idiota. Ya no tiene 17 años, creo que es una mujer adulta con varias décadas encima.
—Eres cruel —dije divertido.
—No, soy realista —me dijo.
—Bueno, señorita realidad, no creo que sea necesario que te tomes un taxi. Yo voy a llevarte.
—No quiero.
—Eres caprichosa.
—Si, y a mucho orgullo.
— ¿Vas a dejar que te lleve? —pregunté.
Me miró fijo por unos cuantos segundos.
—Está bien —dijo soltando un suspiro.
Nos subimos a la moto y pronto llegamos a la puerta de su casa. Se bajó y se giró a verme.
—Sana y salva —dije.
—Muchas gracias por todo, Dani —me dijo.
—No, no tienes porque. Ahora me debes la salida del viernes.
Arrugó levemente la nariz y me miró.
— ¿Tú crees Dani, en serio? —dijo como queriendo que eso no pasara —Está bien, acepto.
— Y si, no te quedaba otra.
— ¿Y a dónde vas a llevarme?
—Podemos ir al cine, luego a cenar y luego…
—¿Y luego qué?
—Y luego te dejo en tu casa.
—Ah, me parece bien.
—Perfecto, entonces mañana arreglamos todo, cariño —dije y le guiñé un ojo.
—Me parece bien —repitió. Sonreí al darme cuenta de que ya no me regañaba cuando le decía cariño.
—Oye, ¿ya no te molesta que te llame cariño? —pregunté.
—Si me molesta, pero creo que es una pérdida de mi tiempo decirte que no lo hagas, cuando igualmente vas a hacerlo —me dijo.
—Estás en lo correcto.
Rió por lo bajo y comenzó a caminar hacia su casa. Vi como entraba y decidí prender marcha hacia la mía. Llegué y entré, eso era lo mejor de vivir solo, nadie estaba allí para molestarme y reprocharme cosas. Me senté en el sillón y prendí la tele. Mi teléfono comenzó a sonar.
— ¿Hola? —dije al atender.
— ¿Dónde estabas? —me preguntó. Me tensé al escucharlo.
—Haciendo unas cosas —contesté.
—Bueno, no importa. Llamo para decirte que el viernes tenemos una fiesta muy importante a la que debemos ir los dos.
— ¿Es necesario Greoff?
—Muy necesario Dani, necesito que la sociedad te vea como el futuro heredero de la firma. Tienes que estar ahí.
Recordé lo de la cita con  Abril y maldije por lo bajo. Suspiré levemente.
—Está bien, no me queda otra. ¿Dónde estás? - le pregunte.
—Mañana llego, estoy en Paris.
—Mañana te llamo.
—Ok, adiós.
—Adiós —dije y colgué.
Al día siguiente la Universidad se me hizo más tediosa de lo normal, mi padre ya me había arruinado la semana diciéndome que el viernes tenía que ir a la maldita fiesta de la alta sociedad. Ir a ese lugar a aparentar algo que verdaderamente no soy. Ir a soportar a toda esa gente suspicazmente perfecta. Mi cita con esa preciosura quedó en stand by, ya que a ella también se le presentó un compromiso importante para esa noche.
Hoy es jueves, y adivinen qué. Adelanté mi cita de esta semana a hoy en la noche. La chica, la presa de esta semana, había aceptado encantada salir conmigo hoy. Y no esperaba menos.
—Oye, ¿Vas a salir esta noche? —me preguntó Blas.
Me giré a verlo mientras nos acercábamos a la mesa en donde estaba sentado Carlos. Nos sentamos y Carlos nos miró.
—Si, esta noche tengo acción —dije sonriendo triunfalmente.
— ¿Quién es? —preguntó Carlos.
—Muchachos, no voy a decirlo —les dije.
— ¿Y qué pasó con Abril? —dijo Blas.
—Abril … tranquilos, antes del martes que viene ya habrá pasado por mi cama.
—De eso no estamos muy seguros, amigo —dijo Carlos palmeando mi hombro.
—Me temo que vas a darnos 400 dólares. Y gracias a eso tendré los cigarros del mes pagos —acotó Cantó.
—Ya verán que si —aseguré. Abril se acercó a nosotros.
— ¿Qué hacen? —nos preguntó.
—Decíamos que la semana que viene, Dani nos tendrá que dar 400 dólares a cada uno de nosotros —le contó Carlos.
— ¿Ah si? ¿Por qué? —quiso saber ella.
—Porque aposto algo con nosotros y estamos completamente seguros de que no ganara.
Abril rió por lo bajo y me miró.
—¿Se puede saber en qué lío andas? —me preguntó —Escuche a la loca de Mary diciendo que ibas a salir con una tal… Kate. Estaba como loca.
—No tengo ni la más mínima idea de lo que estás hablando —dije haciéndome el tonto.
Carlos y Blas me miraron picaros.
—Tendrías que tener un poco más de consideración. Algún día, alguna de todas las chicas con las que sales va decidir matar a otra por tu culpa —me dijo y se puso de pie —Los veo luego chicos, tengo que hacer unas cosas.
Se fue, dejándonos solos.
—Ella tiene razón Dani —me habló Blas —Algún día vas arrepentirte de todo lo malo que has hecho.
—Y ha hablado el santo de los santos —acotó Marco.
Reí por lo bajo al ver como comenzaban a discutir. Pero trate de llevar mis pensamientos a otro lado, necesitaba pensar en otra cosa.
La noche llegó y la hora de mi cita también. Habíamos quedado en encontrarnos en el
restaurante de un lujoso hotel en el centro de la cuidad. Yo tenía algunos contactos por ahí, así que siempre conseguía un buen lugar y la mejor atención. Moví su silla para que ella se sentara.
—Muchas gracias —me dijo con una leve sonrisa.
Le devolví el gesto y me senté frente a ella.
— ¿Qué quieres beber? —le pregunté.
—Lo que tú quieras —dijo y sentí el roce de uno de sus pies sobre mi pierna.
La miré y me hizo un gesto con las cejas.
—Pidamos champaña —dije.
Uno de los mozos se acercó a nosotros y pedimos la cena y la bebida. Hice todo lo posible por mostrarme lo más interesado del mundo en su vacía plática. Era una tortura tener que pasar por esto.
—Entonces yo le dije que no era necesario que se tiñera de nuevo, porque el color que tenía combinada perfectamente con su color de piel y…
—Kate —la llamé haciendo que dejara de hablar. Me miró.
— ¿Si? —dijo.
— ¿No te gustaría subir? —le pregunté.
Ya no podía ser cordial y seguir escuchándola. Arqueó una de sus cejas.
— ¿Arriba?
—Si - dije por lo bajo y me acerque un poco más a ella —Es linda la habitaión.
Ella mordió su labio y me miró picara.
—Esta bien, vamos —dijo y se puso de pie. Yo también lo hice.
Fuimos en busca de las llaves y me detuve antes de subir en el ascensor.
—Ve yendo linda, enseguida te alcanzo —le dije al oído y palmeé su trasero para que caminara.
La vi subirse al ascensor y desaparecer de ahí. Solté un cansado suspiró.
¡Por dios tenía que quitármela un segundo de encima! Me acerqué al mozo y le pedí la cuenta.
Luego me dirigí al bar, necesitaba tomar algún trago para tratar de no pensar tanto. De alguna manera me sentía extraño…..bastante extraño.
— ¿Qué le sirvo? —me preguntó el hombre del bar.
—El trago más fuerte que tengas —le dije.
Asintió y se alejó de mí para prepararlo. Enseguida puso un vaso con un líquido color rojo frente a mí. Miré al hombre y miré el vaso.
—Es lo más fuerte que hay. Podría hacerte olvidar hasta como te llamas —dijo.
Sonreí y se lo agradecí por lo bajo. Creo que era lo que necesitaba. Cuando acabé el trago, pagué, me puse de pie y me armé de valor para subir y hacer lo que tenía que hacer.
Llegué al cuarto y entré, la luz estaba apagada. No la prendí, no quería hacerlo. Giré y
divisé una sombra encima de la cama.
—Pensé que no vendrías más —me dijo.
No dije nada y solo me acerqué a la cama. Ella ya estaba en ropa interior, me encanta cuando me la hacen más fácil de lo que ya son.
Comencé a besar su cuello, para subir por su oreja. Ella comenzó a desabrochar los botones de mi camisa y quitármela lo más rápido que podía. Me alejé de su cuello para mirarla y cuando lo hice me quedé quieto.
La que estaba debajo de mí no era Kate. Sus preciosos ojos abrazaron los míos. Era Abril. Me incliné y tomé su boca casi desesperado.
Ella metió sus manos debajo de la camisa y logró quitármela.
Sentí como sus manos llegaban a mis pantalones. Me alejé de apenas de su boca.
—Abril… —susurré su nombre.
Me detuve al darme cuenta de que la nombré. Entonces me alejé de ella para mirarla, y la imagen de Abril se esfumó en un segundo. La rubia era de nuevo la que estaba frente a mí.
—No, no pasa nada. continuemos, solo fue un… desliz —dijo agitada y se acercó de nuevo a mi boca y me volvió a besar.
Me alejé de ella y la miré. Abril jamás diría una cosa así. Repentinamente sentí que no podía seguir con eso. Le sonreí levemente.
— ¿Puedes esperarme un segundo linda? Voy a traer algo especial para ti —le dije mientras me ponía de pie y me acomodaba la ropa.
—Pero… ¿A dónde vas? —me preguntó sentándose en la cama.
—Juro que no me tardo nada, la sorpresa va a encantarte —dije y terminé de vestirme. Tomé mi abrigó y salí de allí.
Bajé por las escaleras y salí a la calle, comencé a caminar sin rumbo alguno. Busqué en mi bolsillo un cigarrillo y lo prendí. Creo que finalmente voy a tener que terminar aceptando que mis amigos tienen razón cuando me dicen que no discrimino a ninguna. Yo no sé qué pasó conmigo, pero simplemente no pude seguir adelante. Fue bastante rara la sensación de imaginarme a Abril. Creo que el trago me influenció más de lo que debía.
Pero fue más real de lo que pareció. Creo que si ella no hubiera hablado, yo aun estaría allí.
Voy a tener que replantearme un poco más mis próximas citas. Creo que andar saliendo solo por un par de horas de placer [si es que a eso se le puede llamar placer] no vale la pena. Más si eso luego va a traerme más problemas que placeres. Sin darme cuenta llegué a mi casa, y sin seguir dando vueltas me tiré a la cama para intentar dormir. Pero se me vinieron a la mente la palabra de esos tres.

—Ay, y ahora sales con tu parte poética. Eres tan predecible. Con razón tienes a todas esas bobas a tus pies. Un par de palabras bonitas, y la noche asegurada ¿No es cierto?

—En verdad hermano, no discriminas a ninguna.

—Algún día alguien van a darte una lección, Dani.

Sus palabras no salían de mi cabeza y cada vez me hacían pensar un poco más.




Hola amores!!!

Espero que os haya gustado el nuevo capítulo, siento la tardanza pero estaba de campamento.

Gracias por leer.

Besos, María.

jueves, 7 de agosto de 2014

Adicto a Ti - Capítulo 8


Capítulo 8:

Reí divertido cuando frenamos frente a su casa. Ella soltó rápidamente las manijas y haciendo que yo me alejara de ella, se bajó.
— ¿Cómo lo sentiste? —le pregunté.
—Tuve miedo —aseguró. Le mostré una leve sonrisa —Pero…fue divertido.
—Lo dije, pronto serás una motociclista profesional.
—Olvídalo —dijo y comenzó a caminar.
Me bajé de la moto y esperé a que ella me invitara a pasar. Vi como detenía su paso y giraba lentamente a verme.
— ¿Qué? —le pregunté.
—Si quieres puedes pasar —me dijo no muy convencida del todo.
—Ya que insistes tanto —dije y me acerqué hasta ella.
Revoleó los ojos y buscó las llaves dentro de su cartera. Nos acercamos a la puerta y abrió. Era un lindo edificio. Siguió caminando hasta uno de los ascensores. Apretó un botón y me miró.
—Por favor, cuando entremos evita tocar cualquier cosa que llegue a llamar tu atención —me advirtió.
— ¿Hay cosas que puedan llamar mi atención? —le pregunté.
—No lo sé, no conozco lo que hay dentro de tu mente. Pero creo que…sí.
El ascensor llegó y abrió la puerta para que entráramos. Marcó el piso 6. La caja de metal comenzó a subir. Me dediqué a mirarla fijamente, logrando que se pusiera nerviosa. El ascensor se detuvo y bajamos. Había una sola puerta en ese piso.
— ¿Un solo departamento por piso? —pregunté.
—Exacto —dijo y se acercó a la puerta.
Abrió y entró, sonriendo levemente entré detrás de ella. Un particular olor a limón y flores fue lo primero que percibí. Hice un recorrido con la mirada del lugar. Más que un departamento era como un loft, todo estaba a la vista. Ella tiró su bolso en uno de los sillones y se acercó a la mesa que estaba allí para comenzar a hurgar entre los papeles.
—Puedes sentarte si quieres —me dijo sin dejar de buscar.
Seguí mirando, todo estaba estrictamente ordenado, excepto por los papeles que ella buscaba. Me acerqué a la cocina y abrí el refrigerador. Frutas y más frutas. Me agaché para abrir uno de los cajones y seguía habiendo frutas.
—Oye ¿no tienes algo…que no sea fruta para comer? —le dije.
Levantó la cabeza y me miró.
—Fruta o tienes pan de salvado.
—Carne —sentencié. Negó con la cabeza.
—No como carne.
— ¿Cómo no comes carne? —pregunté y tomé una manzana para luego cerrar el refrigerador.
—Hace dos años comencé con esto, estoy tratando de eliminar de mi vida todas las comidas provenientes de algún animal. Aún no lo consigo del todo. Pero es bueno saber que hace dos años que no como un trozo de carne o cerdo.
— ¿Ni leche?
—Ni leche —dijo orgullosa de ella misma.
— ¿Y qué demonios comes?
—Por ahora, me mantengo muy bien comiendo todo tipo de frutas y verduras. Mi madre me obliga a comer una vez por semana pollo, pero pronto lo eliminaré de mi vida también.
Siguió buscando los papeles. Mordí la manzana y me acerqué a ella.
— ¿Qué buscas?
—Unas fotos —dijo en un suspiro.
— ¿Unas fotos?
—Mi madre es dueña de una agencia de modelos, yo sacó algunas de las fotos que salen semanalmente en las revistas de moda que salen a la venta.
— ¿Eres fotógrafa? —pregunté realmente asombrado.
—Sí —dijo y encontró lo que estaba buscando —Desde pequeña me apasiona sacar fotos a todo lo veo. Entonces mi madre me hizo estudiar.
—Eres bastante completa, cariño.
Sonrió por lo bajo y se acercó a mesa de la cocina. Dejó las fotos ahí y buscó algo dentro de una de las cajoneras. Chocolate.
—Oye, el chocolate tiene leche —le dije.
—Es lo único que no he podido dejar. Los dulces me pueden y… creo que jamás en mi vida voy a poder dejarlos.
—Entonces no eres estrictamente vegetariana.
—No, no lo soy —admitió en un suspiro.
Reí por lo bajo y sin dejar de comer la manzana me acerqué hasta uno de los sillones y me tiré pesadamente en él. Tomé el control remoto y prendí la tele. Alcé mis piernas para estar más cómodo. Ella me miró realmente indignada. Se acercó a mí y con su mano bajó mis piernas del sillón.
— ¿Qué? —le dije ante su acusante mirada.
—Si en tu casa te gusta subir los pies en el sillón es tu problema, pero aquí no lo hagas.
Revoleé los ojos y posé mi mirada en la mesita que estaba frente a mí, había un montón de fotos allí también. Me senté bien y las tomé. Ella se sentó a mi lado.
—Eres buena —dije sin dejar de mirar las fotos.
—Eso intento —dijo.
Giré mi cabeza y miré sus labios.
Realmente yo tenía ganas de besar a esta chica, era algo que me estaba volviendo loco.
No recuerdo bien cuando fue la última vez que yo quise besar a alguien tan desesperadamente. 
Sus mejillas tomaron un poco de color y se puso rápidamente de pie.
—Bueno, vamos. Ya tengo lo que necesitaba.
Vi como juntaba todo y caminaba hasta la puerta. Yo me quedé sentado en el sillón, se giró a verme.
— ¿Vamos? —preguntó.
—Sabes que por mí me quedaría —le dije.
—No sé con qué fin, pero tampoco quiero saberlo. Ahora levántate de ahí y vamos antes de que mi madre se ponga como loca —me dijo.
Sonreí y me puse de pie, salimos del edificio y nos subimos a la moto. Ahora ya tenía más confianza, por ende la note menos tensa que antes.
Mientras estábamos detenidos en uno de los semáforos fijé mi mirada en su brazo. Aún su piel estaba algo marcada. No le pregunte porque había sucedido todo.
—Oye —le hablé — ¿Por qué Styles se puso así?
—Por sus estúpidos celos —contestó con exasperación.
—¿Celos? —dije.
— Sí, Álvaro es muy celoso. Esa fue una de las principales causas por las que lo dejé. Me trató de cualquiera por estar llevándoles una bandeja con comida a ustedes.
—Oh, pobre imbécil —dije divertido.
—Yo creo que tiene serios problemas, pero gracias a Dios se como manejarlo.
—Si, ya lo creo —dije en una pequeña risa — ¿Te gusta actuar como damisela en apuros?
—No seas imbécil, si tú no hubieras llegado con tus aires de súper héroe estoy completamente segura de que yo sola pude haberlo puesto en su lugar.
— ¿Vamos me vas a decir que no soy increíble como defensor? —pregunté orgulloso de mi mismo. 
Soltó una divertida carcajada. Era la primera vez que la escuchaba reír de esa forma. Giró su cabeza y me miró sin dejar de reír.
—Eres demasiado egocéntrico, ¿no crees? —me dijo.
—Soy demasiado perfecto cariño, ese es el problema.
—Creo que tus padres tuvieron que haberte puesto 'Ego' —dijo y volvió su vista al frente.
Pronto llegamos a la puerta de un elegante edificio de oficinas. Ella se bajó y se giró a verme.
— ¿Este es el lugar? —le pregunté.
—Si, estas son las oficinas de Gina Brooks —dijo.
— ¿Ese no es el apellido de tu padre? —dije.
—Si —dijo ella y una leve sonrisa se dibujó en su rostro —Pero mamá juró que iba a usar el apellido de mi padre hasta el día de su muerte.
—Oh, una mujer de carácter fuerte ¿verdad?
—Más bien yo diría que mi madre es una mujer demasiado perfeccionista y exigente con el mundo entero. Pero bueno, ya puedes irte.
—¿Me estas echando?
—No, no es eso. Sino que ya no es necesario que te quedes.
—¿Cómo vas a volver a tu casa? —pregunté.
—En un taxi —aseguró.
—Vamos cariño, déjame ser tu chofer hoy. Ya te dije que no tengo nada mejor que hacer.
Me miró por varios segundos y luego soltó un largo suspiro.
—Bueno está bien, entremos —dijo.
Dejé bien estacionada a Betty y entramos al extravagante edificio.
—Buenas tardes señorita Brooks —la saludó una de las recepcionistas.
—Buenas tarde Mandy —dijo Abril —¿Gina está arriba?
—Si, está en dando indicaciones en la sesión de People.
—Ya la imagino —dijo divertida.
Entramos en un ascensor y marcó el piso 35
—Es bastante alto —dije.
—Si, mamá fue un poco exagerada al comprar esto. Pero ella es así.
Llegamos y bajamos. Miré a mi alrededor y este lugar era el sueño de cualquier hombre sobre la tierra. Las modelos iban y venían en trajes de baño o vestidos muy cortos. Piernas largas y traseros firmes por todos lados. Nada podía ser mejor que eso.
— ¿Quieres cerrar la boca? Vas a llenar el edificio de baba —me dijo con tono celoso.
— ¿Me pareció a mí o eso sonó como a celos?
— ¡No seas ridículo! —me contestó —Solo trata de no resbalarte con tu baba.
Reí por lo bajo y la seguí cuando entró en una de las puertas.
—Al fin llegas, Dios mío —dijo una mujer bien vestida, apenas un poco más alta que Abril.
Abril era muy parecida a ella, pero sus ojos eran diferentes.
—Ya estoy aquí —dijo ella —Y aquí tienes las fotos.
—A ver —dijo y comenzó a revisarlas —Ay eres increíble, por eso eres mi hija —Abril revoleó los ojos y por primera vez desde que entramos, su madre, posó sus ojos en mí — ¿Quién es él? —le preguntó. Abril me miró —Ay, ¿no me digas que me hiciste caso y dejaste definitivamente al imbécil de Álvaro y estas saliendo con este niño?
— ¡Mamá! ¿Podrías por favor comportarte? —dijo nerviosa. —No, no estoy saliendo con él. Él es Dani, un… compañero de la Universidad. Se ofreció a traerme.
—Un gusto señora Brooks —dije lo más cordial del mundo.
—Ay, no me trates de señora. No soy una anciana, dime Gina —me dijo.
—Está bien, Gina —dije divertido.
—Bueno, ya está todo. ¿Necesitas algo más? —le preguntó Abril.
—No hija, nada más. Gracias.
—No es nada. Y por favor, no estés llamando a papá para refregarle que yo hago cosas por ti. Se pone insoportable.
— ¿Desde cuando yo hago eso? —le preguntó, verdaderamente, fingiendo sorpresa.
—Por dios mamá, siempre lo haces —la acusó Abril.
—Sabes que tu padre se lo merece. Se cree el dueño del mundo, es un pobre infeliz que se va a quedar solo por el resto de su vida.
—Lo que digas —dijo Abril y se dispuso a irse.
—Oye niño —me llamó. Ambos nos giramos a verla —Podrías ser un muy buen modelo.
Se acercó a mí y palmeó mi hombro derecho. Reí por lo bajo y vi como Abril se ponía roja de la rabia.
—No lo creo Gina —dije divertido —No tengo el target para serlo.
—Pero ¿Por qué?
—Yo sé que soy perfecto, lo veo todos días cuando me miró al espejo. Pero el mundo de la moda no es lo mío.
—Ay que modesto eres —dijo riendo por lo bajo.
—Trato de serlo en lo que me concierne.
—Piénsalo bien, podrías ganar mucho dinero. Eres un chico muy bonito.
— ¡No puedo creer que estés haciendo esto Gina! —habló Abril detrás de nosotros—No cambias más..
Salió de allí rápidamente. Me giré a ver a Gina.
—Fue un gusto conocerte, ahora sé de donde ha salido tan bonita la niña —dije sonriendo.
—Si, en eso salió a mí. Pero de carácter es igual a su padre.
—Ya lo creo —dije y salí de allí para buscar a Abril.


Hola amores!!!

Espero que os haya gustado y espero vuestros comentarios de lo que os ha parecido. Gracias por leer y siento la tardanza pero estaba de campamento.

Besos, María