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The story

Estas dos historias no son mías, las encontré por casualidad por facebook y me han encantado. Así que he decidido publicarlas para que todas podáis disfrutar de estas fantásticas novelas tanto como yo. No se quien las ha escrito pero son maravillosa. Espero que os gusten.


Gracias por leer.

domingo, 26 de junio de 2016

Adicto a Ti - Capítulo 26


Capítulo 26


Luego del juicio volví a mi casa con mi prima y mis amigos. Angie se preparó para ir a la casa de Abril, en donde me dijo que desde ahora en más se iban a juntar por mi culpa…

Pues eso es mejor para mi, ya no tendré que llegar a mi casa y verla… infestada de chicas.

Carlos y  Blas se sentaron al mismo tiempo en el sillón.


—¿Y qué pasó con Abril? —me preguntó Carlos.


Solté un agobiado suspiró y me senté frente a ellos después de pasarles su plato de comida. Habíamos pedidos unas pizzas.


—Es una loca —dije irritado.
—Pero bien que esa loca te salvó el pellejo, ¿vieron la actuación que hizo? —habló Blas.
—Fue increíble, te aseguro que casi me hace llorar —agregó Carlos.
—Ya dejen de hablar de ella —sentencié.
— ¿Qué sucede? ¿Estás sensible hoy, días pre-menstruales? —preguntó con burla Cantó.
—No me busques… porque vas a encontrarme —le advertí.
—No creo que quieras otro día en la cárcel ¿o si? —dijo Marco.


Gruñí por lo bajo y tomé un poco de mi lata de cerveza antes de darle un mordisco a mi porción de pizza.


Sus palabras aun sonaban en mi cabeza.


'Querías una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!'


¡Maldita y mil veces maldita seas Abril!


Luego de terminar de comer, ordenamos todo y nos acomodamos para dormir. Hoy, ellos se quedarían a dormir aquí. Me acosté en el colchón y miré fijo al techo. Abril no salía de mi cabeza, Abril me atormentaba y no me dejaba pensar en otra cosa que no fuera ella.


Levanté la cabeza para mirar a mis amigos y ambos ya estaban dormidos. Sin hacer ruido, me puse de pie, tomé el teléfono y salí al balcón. Cerré la puerta, para que no escucharan y caminé hasta el fondo. Me recargué sobre la baranda y comencé a marcar el número de su casa. Comenzó a sonar, pero nadie contestaba. Corté y volví a marcar. Sonó una vez… sonó otra.


— ¿Hola? —escuché su dormida voz. No dije nada, solo guardé silencio — ¿Hola? Holaaaa, ¿Hola, hay alguien? —preguntó elevando un poco más su voz —¿Matt? ¿Eres tú?
— ¿Quién es Matt? —la pregunta salió impulsivamente de mí.
— ¿Fernández? ¿Eres tú? —dijo con sorpresa.
—Te hice una pregunta directa, espero una respuesta directa —le dije.
— ¿Acaso no has visto qué hora es? —preguntó nerviosa.
— ¿Quién diablos es Matt? —dije elevando más mi voz.


Guardó silencio por varios segundos. Solo se escuchaba su leve respiración, y por un momento deseé poder escuchar esa respiración pero cara a cara. Poder escuchar esa respiración cerca de mi oído…


—Si te contesto, ¿me dejaras en paz? —dijo con voz calma.
—Contéstame de una vez —sentencié.
—Un viejo amigo…
— ¿Qué clase de amigo? —pregunté al instante.
— ¿Acaso esto es un interrogatorio judicial? Que yo sepa el que estuvo preso fuiste tú, yo no le debo nada a nadie. Así que mejor deja de molestar y déjame dormir, ¡de una vez! —me dijo.
— ¡Ahora tú vas a escucharme…! —escuché el interminable sonido del fin de la llamada.


Me había cortado. Con cuidado alejé el teléfono de mi oreja. No, ella no pudo haberme cortado el teléfono de esa forma. Respiré profundamente antes de enloquecer.


—LOCO, QUIERES VOLVERME LOCO —le grité al teléfono como si de verdad ella iba a escucharme.
Al día siguiente me negué rotundamente al ir a la Universidad, hasta que Blas me amenazó con hacer explotar a Betty, si no me movía de donde estaba. Entonces accedí a regañadientes. Desayunamos algo rápido y partimos para allí. Antes de llegar Carlos, se desvió del camino, diciendo que tenía que ir a buscar unas cosas. 'Hoy me animaré al fin'


Eso fue lo último que nos dijo antes de doblar una calle antes de la calle que nos llevaba a la Universidad.


Blas y yo nos miramos un poco extrañados, y decidimos dejarlo pasar. Llegamos y la gente, ya comenzaba a entrar apresurada. Estábamos por llegar tarde, una vez más. Pero eso no me importaba en lo más mínimo.


Mi amigo y yo divisamos un elegante auto, y era nada más, y nada menos que el auto de Abril. Ella se bajó y luego se bajaron mi prima y Emma. Las tres reían divertidas. Angie fijó su mirada hacia nosotros y dijo algo. Al instante las otras dos se giraron a vernos.


La mirada divertida de Abril, se esfumó al posarse sobre mí. Revoleó los ojos y suspiró levemente. Comenzaron a acercarse a nosotros.


—Buen día —saludó María alegre.
—Hola —dijo con tono bobo Blas.


Mi prima rió divertida y negó con la cabeza.


—Buenos días —dijo por lo bajo Emma.
—Buen día Emma —le respondí.
—Hola Blas, ¿Cómo estás? —le preguntó Abril.


Zayn frunció el ceño y me miró a mí.


—Mmm, muy bien Abril ¿Y tú? —le dijo él.
—Mejor que nunca —aseguró.
— ¿Acaso has perdido la falta de modales? —le dije.


Ella bostezó y luego miró su reloj. Miró a sus amigas.


—Chicas, creo que ya debemos entrar, se nos hará tarde —dijo y volvió su vista a Blas.
— ¿Dónde está Carlos?
—No lo sé, dijo que iba a hacer una cosa —contestó mi amigo.


Le iba a decir algo, hasta que sentimos como alguien llegaba. Nos giramos a verlo y era Carlos. Se bajó rápidamente de su moto y agitado se acercó corriendo hacia donde estábamos nosotros. Lo miramos extrañado, pues traía consigo un gran ramo de flores.


Los verdes ojos de Emma se abrieron bien al verlo. Agitado el rubio se acercó hasta ella.


—Emma —dijo respirando trabajosamente —Sé que piensas que soy un… idiota, y puede ser que tengas toda la razón del mundo. Pero… pero te juro que ya no me siento tan así. Siento que… que puedo cambiar cada vez que te veo. Porque eres eso que yo necesito para ser una mejor persona, eso para ser un hombre de bien…
—Aaaaaw, ¿escuchas lo que le está diciendo? —preguntó enternecida María.


Volví mi vista hacia mi castaño amigo. ¿Qué era lo que estaba haciendo? ¿Acaso se había vuelto completamente loco?


—Sé que no tuvimos un buen comienzo, y tampoco un buen encuentro y bueno casi nada. Pero quiero demostrarte que puedo ser otro de ese que te imaginas, ¿Me dejas? —le preguntó y le tendió el ramo de flores.


La pequeña chica de anteojitos tomó atónita las flores. 


Yo creo que no podía creer todo lo que Carlos le acaba de decir. Todos esperamos ansiosos a que le dijera algo.


—Vamos Emma, dile algo —le susurró Abril.
—Mmm, yo… —habló algo nerviosa —Yo… yo también creo que podrías cambiar.


Carlos sonrió contento y se acercó a abrazarla. María nos hizo un gesto para que con mucha discreción comenzáramos a salir de allí. Cuando estuvimos lo suficientemente alejados. Las dos chicas comenzaron a saltar y a reír divertidas. Blas y yo las miramos extrañados.


—Es un amor —dijo Abril.
—¿Quién se hubiese imaginado que Tomlinson diría unas cosas tan lindas? —preguntó María.
—Fue demasiado tierno…
—¿Tú crees que Matt hará lo mismo? —le dijo. Entonces me concentré en prestar más atención a lo que decían. Abril dirigió una leve mirada sobre mí.
—No lo sé solo me dijo que iba a llamarme. Aun estoy esperando que lo haga —le contestó.


Sentí un gran nudo en mi garganta. Quería golpear a alguien, especialmente a alguien llamado Matt. 

Un celular comenzó a sonar, las dos se miraron sorprendidas. Abril lo sacó de su bolso y le mostró la pantalla a María.

—¡Es él, es él! —dijo entusiasmada mi prima —¡Atiéndelo, atiéndelo!
—¿Tú dices? —preguntó dudosa.


¡No lo atiendas! ¡Cuélgale! ¡Ódialo! ¡Aborrécelo! Tanto como a mí.


—¡Vamos tonta, contesta! —le exigió mi adorada y tierna prima.
—Hola Matt —dijo cuando atendió. Miró fijo a mi prima y sonrió divertida —Claro que estaba esperando a que me llamaras…


Ambas comenzaron a caminar para alejarse de nosotros. Blas se giró a verme.


—Creo amigo, que deberías de decirle a tu cara que es hora de sonreírle un poco a la vida —me dijo apoyando una mano sobre mi hombro.


El viernes se me pasó lento y frustrado. Esa noche tenía pensado salir con una chica que estaba un año más alto que yo. Pero juro que no tenía cabeza, ni ganas. Por lo que tuve que suspender, una vez más, una salida. ¿Cuántas ya van que he rechazado? ¿Cuatro? ¿Cinco?


¡Diablos, jamás había tenido un prontuario de chicas rechazadas!


Todo lo malo que me pasa es culpa de aquella condenada, de aquella loca que, maldita sea la hora posé mis ojos en ella. Aquella loca que quiere volverme loco. Pero no va a conseguirlo. Primero soy yo, segundo soy yo y tercero soy yo. Así es mi vida, al que le gusta bien, y al que no también. El sábado me desperté más temprano de lo normal. Hoy tenía que ir a trabajar a lo de Gina. Que mejor momento para acercarme a ella y seducirla, hacerle saber que no estoy celoso como ella seguramente debe pensar.


Llegué a las oficinas y subí realmente entusiasmado. Quería verla y que ella viera lo bien que yo estaba, aunque eso no sea del todo cierto. Llegué al piso y me bajé, caminé hasta el salón de siempre, pero mis pasos se detuvieron al verla allí hablando con un chico. Ambos reían divertidos.
Lo miré bien. Aquel chico… se veía bastante rarito.


Vestía un pantalón color beige, una camisa blanca y un pañuelo color dorado colgaba alrededor de su cuello. Su pelo estaba bien peinado y juro que tenía mejor cutis que todas las modelos que allí estaban. Lo escuché reírse al igual que Abril.
—¡No puedo creer que le hicieras eso al pobre de Álvaro! —dijo entre risas y golpeando levemente el brazo de Abril.
—¿Lo conoces? —me preguntó Gina acercándose.
—¿Es Matt? —le pregunté sin dejar de mirarlos.
—Aja, él es el famoso Matt. Estudió con Abril fotografía, y desde entonces son muy buenos amigos. Como te habrás dado cuenta Matt… es más una amiga que un amigo.
—Sí, sí —dije asintiendo y la miré. Le sonreí abiertamente – Me he dado cuenta, ¿Necesitas que empiece a hacer algo?
—¿Puedes ir a buscar a la oficina de al lado el historial de las modelos? —me preguntó.
—Claro que si jefa —dije con mi mejor sonrisa y salí de allí.


¡Já! No puedo creerlo, el famoso Matt, batea para el otro equipo. Tuve que haberlo previsto, era obvio, ella solo quería darme celos. Cosa que no ha funcionado…


Bueno tal vez un poco… pero nada fuera de lo normal. Escuché que alguien entraba y me giré a ver. Era ella. No dijo nada y se dedicó a acercarse a una de las mesas. Sonreí por lo bajo.


— ¿Así que ese es Matt? —le pregunté. No me respondió — ¿Tu amiguito es gay?
— ¿Hablas de Matt? —dijo sin mirarme.
— ¿Acaso hay otro? —dije apoyándome contra la mesa.
—No —dijo sin dejar de buscar. Hasta que me miró. Sentí un pequeño escalofrío — ¿Cuál es el problema?
—Que tu intento de darme celos, no funcionó —le dije. Ella comenzó a reír. La miré divertido, nunca la había visto reír de esa forma.
— ¿Mi intento de darte celos? —dijo divertida — ¿De qué hablas? Yo nunca quise darte celos.
—¿Ah no? ¿Entonces por qué no me dijiste desde un principio quién era? —pregunté.
—Yo te dije claramente que era un viejo amigo, allá tú con lo que pensaste. Además, ¿Qué te crees? ¿El centro del universo? Mi vida no gira en torno a ti, Fernández.


¡Pero mi vida si gira en torno a ti en este momento, maldita sea!


La miré fijo y sonreí levemente. Me alejé de la mesa y me acerqué un poco a ella.


—Pues, has un esfuerzo para que no se note que te mueres por mí, se te ve feo —le dije.


Negó con la cabeza y suspiró.


—Eres intratable… ahora sal de mi camino que Matt me está esperando para hacer unas fotos.


Quiso salir, pero me puse en su camino. Me miró fijo a los ojos.


— ¿No me extrañas ni un poquito? —le pregunté.


Sus ojos se desviaron de los míos hacia otro lado.


—No, para nada —contestó rápidamente — ¿Sabes? Hasta he estado mejor. Tenías razón con lo del otro día. Yo te hacía más mal que bien, al igual que tú a mí. Así que alejados estamos perfectamente bien… ¿no lo crees?


La miré fijo a los ojos, buscando alguna respuesta a esto que me está pasando.


¿Qué diablos es? Una maldita obsesión que no va a dejarme en paz, hasta que la haga mía. Solo necesito eso para poder ser como antes.


—No, no estoy de acuerdo —le dije y salí de allí antes de hacer una locura.





Hola, hola!!!

Aquí tenéis otro capítulo!! Espero que os guste. Como prometí, voy a subir capítulos cuando pueda hasta que se acabe la novela, aún quedan bastantes.

Gracias por leer y espero vuestros comentarios.

Besos, María.


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