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The story

Estas dos historias no son mías, las encontré por casualidad por facebook y me han encantado. Así que he decidido publicarlas para que todas podáis disfrutar de estas fantásticas novelas tanto como yo. No se quien las ha escrito pero son maravillosa. Espero que os gusten.


Gracias por leer.

miércoles, 9 de agosto de 2017

Adicto a Ti - Capítulo 61



Capítulo 61:


Abril apretó mi mano y la miré. La acaricié para darle seguridad pero en ese mismo momento yo necesitaba un poco de consuelo. 
—Bueno, vamos a ver que dice —dijo la doctora y comenzó a abrir el sobre.
Cada pequeño sonido que hacía al abrirse llegaba con mucha intensidad a mis oídos. Respiré profundamente y solté el aire levemente.
—¿Y? —dijo nerviosa Abril mientras veía que la mujer leía.
Ella levantó la mirada hacia nosotros y su rostro no nos dijo nada. Es lo que más odio de los médicos. Nunca sabes lo que sus rostros te dicen.
—Felicidades —mi corazón se detuvo en ese mismo momento —No estás embarazada.
Me apoyé pesadamente contra la silla.
—Pero… —dijo Abril y la miré —Tengo un atraso.
—Sí —le dijo la mujer —Aquí me muestra que tienes una alteración hormonal… ¿has estado comiendo mal?
—Puede ser —susurró ella.
—Pueden estar tranquilos solo fue una falsa alarma —nos dijo.
—Gracias al cielo —suspiré.
Abril se puso de pie y tomó sus cosas.
—Muchas gracias por atenderme en tu horario de trabajo y sin turno Sasha —le dijo hablando rápido. La miré extrañado.
—No es nada linda. Cuando necesites me llamas de nuevo —le dijo.
Abril asintió y sin decir nada salió de allí. Me puse rápidamente de pie y miré totalmente confundido hacia la puerta.
—Pero, ¿Qué pasó? —la pregunta salió de mi boca.
—Está lastimada —me dijo la mujer. Me giré a verla.
— ¿Qué? ¿Por qué? —le pregunté.
—A pesar de haber estado más asustada que contenta con la idea, ella había albergado muy en el fondo de su ser la idea de estar embarazada. A todas nos pasa… es como una sacudida de sentimientos y cuando sabes que no es cierto te sientes por un lado vacía y torpe. Así que corre a buscarla y dile que tú también albergaste la idea muy en fondo de ti —me dijo.
Asentí un tanto confundido y salí rápidamente de allí. Vi como la puerta del ascensor se cerraba. Busqué las escaleras de emergencia y comencé a bajar rápidamente. Llegué al estacionamiento y la divisé a punto de subirse al auto.
—¡Abril! —le grité.
Ella no se detuvo. Entonces corrí más rápido y la alcancé. La tomé del brazo y la jalé hacia mí.
—Déjame —susurró con un hilo de voz. La abracé contra mi pecho.
—Tonta —le dije y la apreté un poco más.
—Tú eres el tonto —dijo sin dejar de llorar, pero no se alejó de mí —Lo siento…
—No, no hermosa —la calmé y besé su cabeza —¿Por qué lo sientes?
—Soy una estúpida —musitó —Yo…
— ¿Te habías ilusionado un poco? —le pregunté. Ella alejó su cabeza de mi pecho y me miró a los ojos. Levanté mi mano y sequé su rostro. Asintió levemente con la cabeza. Y en ese momento supe que yo también me había ilusionado. Cuando en el auto me había dicho que quería un chocolate la tonta idea de un antojo me hizo sentir muy bien —Yo también…
—¿En serio? —preguntó mientras soltaba unas cuantas lágrimas más.
—Sí—asentí con la cabeza —Pero no es el momento.
—Lo sé —aseguró y ahora ella secó su rostro —De verdad lo siento.
—No mi vida, no lo sientas —le dije. Ella sonrió y me volvió a abrazar — ¿Vamos?
Ella asintió y nos subimos al auto. Salimos de allí y comencé a manejar hacia la casa de ella. Abril estaba demasiado callada entonces me giré a verla y la encontré dormida. Sonreí levemente y estiré mi mano para acariciar su mejilla.
—Te prometo que vamos a tener muchos hijos —susurré —Cuando se dé y vengas a decirme algún día que vamos a ser papás juro que vamos a ser muy felices.
— ¿Lo prometes? —su voz adormilada llegó a mis oídos.
La miré y ella entreabrió sus ojos, con una pequeña sonrisa en los labios. No estaba totalmente dormida. Sonreí.
—Claro que te lo prometo mi amor.
— ¿Estás seguro? —preguntó mientras se sentaba mejor en el asiento —Yo creo que si llegaras a ser padre te daría mucho miedo.
—Y claro que tendría miedo —me defendí —Pero sería muy feliz. Imagínate una personita tuya y mía. Eso sería grandioso. Él o ella sería más que perfecto. Con mis ojos, con tu sonrisa, con mi increíble personalidad.
Ella rió divertida.
—Por Dios, ¿sería tan egocéntrico como tú?
—No es egocentrismo mi amor —le aseguré —No puedes negar que soy hermoso.
—Es cierto, no puedo negarlo.
—Y si fuera una niña —dije y la miré —Tendría esa belleza tuya que hace que cualquier hombre te quiera para él. Pero eso no pasaría porque antes de que algún tonto le ponga un dedo a una hija mía será hombre muerto.
— Dani —dijo divertida —Estás hablando como si eso fuera a pasar…
—Es que va a pasar—le dije y tomé su mano —Tú y yo vamos a tener un ejército de bebes. Serán 24 o 25…
— ¡Oh Dios! —dijo sin dejar de reí — ¿Acaso crees que yo podría?
Asentí y me acerqué a besarla cortamente. Llegamos a la casa de Abril y nos bajamos. Entramos a su departamento y soltando un suspiro me tiré en el sillón y prendí la tele. Ella caminó hasta la cocina y escuché como abría la heladera.
—Abril
 —llamé.
— ¿Si? —preguntó ella.
—Ven aquí, amor —dije.
—Ahí voy —dijo y dos segundos después ella se acomodó a mi lado.
Apoyó su cabeza en mi pecho. Estaban dando una película en la tele, pero no le estaba prestando atención.
—Mi amor —la volví a llamar.
— ¿Qué, cariño? —dijo sin levantar la cabeza de mi pecho.
—¿Crees que sea buena idea contarle a los chicos de esto… que pasó? —le pregunté.
Ella levantó la cabeza y apoyó su mentón en donde estaba antes su cabeza, para poder mirarme más cómodamente.
—Yo creo que no es necesario ¿Y tú? —me dijo.
—Yo también creo eso. Digamos que será nuestro secretito.
Ella sonrió, asintió y se volvió a apoyar. La película comenzó a ponerse interesante. Coloqué uno de mis brazos detrás de mi cabeza mientras que mi otra mano acariciaba y jugaba con el cabello de Abril.
Ella acariciaba mi pecho con su uña y aquella sensación era de paz. Luego de varios minutos sentí que la respiración de mi novia se volvía más pausada y lenta. Se había quedado dormida. La acomodé mejor para poder mirarla a la cara. Su rostro curvaba una leve sonrisa. Se veía tan hermosa.
Mi celular comenzó a sonar me sobresalté y lo busqué rápidamente en mi bolsillo. Gracias a dios no despertó a Abril.
— ¿Hola? —dije al atender.
— ¿Cómo estás hijo? —me preguntó.
— ¿Qué quieres? —le dije sin rodeos.
—Tranquilo, no llamo para molestarte —dijo con un tono divertido —Solo quería decirte que necesito que mañana vengas a la fiesta que organiza la comisión de los negocios de Bynes S.A.
— ¿Para qué me necesitas? Yo ya te dije que no quiero tener nada que ver con nada de eso.
Simplemente no —le dije.
—Hay firmas tuyas en alguno de los contratos… solo necesito que hagas acto de presencia. Puedes traer a Abril—me dijo.
Arqueé una ceja y miré a Anne que seguía dormida sobre mí.
— ¿En serio? —le pregunté algo sorprendido.
—Sí, ¿Por qué no?
—Bueno, voy a pensarlo y te llamo luego.
—Necesito que me lo confirmes ahora, por favor.
—Bueno, está bien. Ahí estaremos —dije y colgué.
Volví a mirar a Abril. Su rostro aun tenía esa sonrisa de paz. Acaricie su mejilla y besé su frente. Me acomodé mejor en el sillón y cerré mis ojos para dormir un poco también.



Hola!!

Cada vez queda menos para que se termine la novela, en concreto 4!!

Espero que os haya gustado y que comentéis!!

Besos, María.

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