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The story

Estas dos historias no son mías, las encontré por casualidad por facebook y me han encantado. Así que he decidido publicarlas para que todas podáis disfrutar de estas fantásticas novelas tanto como yo. No se quien las ha escrito pero son maravillosa. Espero que os gusten.


Gracias por leer.

jueves, 10 de agosto de 2017

Adicto a Ti - Capítulo 62



Capítulo 62:


Ella salió del baño y a mí casi se me sale el corazón del pecho.
¿Cómo es posible que alguien pueda hacerte sentir cosas tan mágicas? 
Todavía me reprocho el haber sido tan estúpido y no haber admitido lo que me pasaba con Abril después de aquella noche. Pero mejor tarde que nunca ¿no lo creen?
—Te ves hermosa —musité una vez que se acercó a mí. Levanté mi mano y acaricié su mejilla. Luego acomodé un mechón de su cabello —Realmente hermosa.
—Mentira —dijo ella sonrojándose un poco. Me pareció lo más tierno del mundo.
—No podría estar mintiendo, Abril —le aseguré mientras le echaba una devoradora mirada por su pequeño cuerpo.
— ¡No me mires así! —dijo divertida y golpeó levemente mi pecho —Eres un depravado.
—Ese vestido negro que traes puesto se vería muy bien en el suelo en este momento —le dije y me acerqué rápidamente a ella.
Intentó escapar pero coloqué mis manos alrededor de su cintura impidiéndole aquello. Rió nerviosa y colocó sus manos sobre mi pecho.
—Suéltame —ordenó.
— ¿Pero quién te crees, mi madre? No voy a obedecerte, loca.
—Escúchame una cosita, tontito —dijo y comenzó a ejercer un impulso sobre mí para alejarse. La acerqué más a mí —Tenemos que irnos… se nos va hacer tarde para la reunión de tu padre.
—No pasa nada si llegamos unos cuantos minutos tarde —musité y la acerqué más para depositar un pequeño beso justo debajo de su oreja. La sentí temblar levemente.
—Daniel Fernández, por favor… no hagas eso —me dijo firme. Volví a besarla en el mismo lugar que antes pero esta vez el beso se hizo más largo. Comencé a correr mis labios por el contorno de su bello rostro —Harry…
—Cállate —le ordené —Me la debes.
—Mentira —gritó.
—Sí que me la debes… ayer te hiciste la tontita.
—Eso no es cierto. Tuvimos nuestro momento… ¿o no?
—Ajá, sí claro.
— Dani —me dijo y con sus manos que seguían sobre mi pecho me empujó un poco de ella para que la mirara a los ojos —Después de la fiesta.
—No, ahora —le dije.
—No, ahora no —sentenció.
— ¿Cuál es la diferencia de ahora y después? —le pregunté fastidiado. Ella sonrió y se puso en puntas de pie para besar con cuidado mis labios.
—Que ahora tenemos que irnos y además no me gustaría llegar marcada… últimamente te estás volviendo muy marcador —me acusó. Sonreí con los labios sellados —Y después será después… tú sabes.
—Lo que pasa es que a mí me gusta marcar lo que es mío. Si yo te marco entonces los demás lo ven y saben que tienes dueño.
Frunció el ceño y se alejó completamente de mí.
—Eres un cerdo machista, nos vamos —dijo con cierto enojo.
Volví a sonreír y tomé mi abrigo para dirigirme hacia la puerta. Estábamos en casa de ella, ya que el lugar en donde mi padre nos había citado quedaba cerca de allí. Salí primero que ella y fui a apretar el botón del ascensor.
Ella estaba totalmente seria. Está enojada ofendida, esperando a que yo me le acerque la abrace y le pida perdón por ser un cerdo machista. La miré y ella entró en el ascensor. Apretó el botón a planta baja. Pronto llegamos y sin decir nada salió de allí.
En silencio caminé detrás de sus pasos. Sonreí y estaba por decir algo pero un celular comenzó a sonar. Era el de ella.
— ¿Hola? —dijo y al instante una sonrisa atravesó su rostro — ¡Josh! ¿Cómo estás? —la sonrisa que yo tenía en mi rostro desapareció en ese mismo segundo —Claro que podré verte mañana en la biblioteca… me encantaría poder ayudar en eso —sonrió aun más y asintió con la cabeza. Sentí una punzada en medio de mi pecho. ¿Por qué demonios Devine llamaba a mi novia y la citaba en la biblioteca de la Universidad? Creo que tendré que aclarar unas cuantas cosas con el querido Josh —Claro que sí, nos vemos mañana.
Ella colgó y no dejó de sonreír. Hacía un segundo su cara era la de alguien completamente enojada y furiosa. Ahora la señorita solo sonreía. Pero que descaro.
— ¿Qué quería? —le pregunté.
— ¿Me hablas a mí? —me preguntó ella.
—No, le hablo al auto —dije irónico.
Ella sonrió y sin decir nada se subió al coche. Apreté los dientes y me subí también. Tomé las llaves y lo encendí.
—Pongamos un poco de música —dijo y prendió la radio.
La miré de costado y ella no dejaba de sonreír. Eso está acabando conmigo. ¡Malditos celos estúpidos! Yo sabía que vendrían con el tema del amor, pero no que eran tan asquerosos y tontos.
— ¿Qué quería Devine, Abril? —pregunté está vez diciendo bien los nombres para que no salga con…
— ¿Me hablas a mí? —preguntó de nuevo.
La miré realmente mal y ella estalló en risas. Aquel hermoso sonido entró con fuerza por mis oídos, pero no me causó excitación como otras veces. Está vez solo me causó un poco más de enojo.
—No seas tonta —dije entre dientes. Ella me miró.
—Mira machista —me dijo y la miré —No puedes sentir celos de Josh.
—Lo sé, pero los siento. ¿Por qué te llama?
—Porque quería pedirme un favor.
— ¿Qué clase de favor? ¿Y por qué a ti y no a otra?
- Dani—dijo divertida —Josh es mi amigo y yo soy su amiga. Necesita que mañana lo ayude en la biblioteca para llevar algunos libros hacia un jardín de niños.
— ¿Y por qué no me llamó a mí? Soy un hombre y puedo levantar más libros que tú.
—Y otra vez sales con tu machismo —me dijo volviendo a ponerse seria — ¿Cuándo lo vas a entender? Te detesto cuando te comportas así.
Miró al frente y cruzó sus brazos sobre su estómago. No dije más nada, ni ella tampoco. Llegamos al lujoso lugar en donde se celebraba la reunión.
Abril se bajó y guardó las llaves en su cartera. Comenzó a caminar y decidí dejarle su espacio por unos cuantos segundos. Ya se le va a pasar.
Entramos y el lugar ya estaba lleno de gente. Me acerqué más a Anne y apoyé mi mano en su espalda.
—No me toques —dijo.
—Vamos tontita, no estés brava conmigo —le susurré al oído.
Ella me daba la espalda. Dejó de caminar y se giró a verme.
—Estoy brava contigo y solo voy a hablarte porque estamos en un lugar público. Pero cuando nos vayamos me dejas en casa y tú te vas a la tuya.
—Abril —dije poniendo mi mejor cara de perro mojado.
—Abril
, nada Dani —no pude evitar sonreír —Y sigue riéndote, que no solo será esta noche. Sino que la de mañana y pasado también. 
Volvió a darme la espalda y comenzó a caminar. La seguí sin dejar de sonreí. Ella es tan orgullosa. Comencé a caminar también y la alcancé.
—Que bueno que vinieron —escuchamos su voz y nos giramos a verlo. Él me miró a mí y luego a Anne —Estás muy bella, Abril.
—Gracias —dijo ella por lo bajo.
— ¿Y bien? Sobre que se trata esta reunión —le dije yo.
Él me miró y sonrió. Aquello no me gustó para nada. Y tampoco la persona que vi entre la gente. Mary.
—Hablemos en privado, hijo —me dijo. Miré a Abril y ella asintió.
—Yo los veo después… voy a tomar algo —dijo ella y se alejó de nosotros. Miré de nuevo a mi padre.
— ¿Qué es lo que quieres? —la pregunta salió sola de mi garganta.
Sabía que algo no andaba bien.
—Tienes que dejar a Abril —me dijo sin dejar de sonreír.
— ¿Qué? —pregunté.
—Lo que escuchaste hijo. Tienes que dejar a tu querida novia —apoyó su mano sobre mi hombro —Es por el bien de todos.
Caminé entre la gente tratando de pensar un poco en todo lo que aquel maldito infeliz acababa de decirme.
—Dentro de un rato yo voy a subirme al escenario y voy a presentarte a ti y tu adorada novia a la sociedad… la señorita Mary Bynes. La conocí hace unas semanas a través de su padre y creo que es perfecta para ti. Y vas a hacer esto, quieras o no. Si no lo haces voy a hundir al padre de tu adorada Abril y junto a él a ella a también.
Cerré los ojos fuertemente sin dejar de caminar y entonces choqué con alguien.
— Dani —me dijo. La miré. Ella frunció el ceño — ¿Estás bien?
—Abril
 —susurré y tuve la intención de decirle todo.
Pero me detuve. ¿Qué pasa si mi padre cumple su palabra? Yo no puedo permitir que él hunda a Greg, no sería justo. Miré los ojos de Abril. Yo no puedo hacer esto… yo no puedo hacerle esto a ella. Pero… otra vez él y otra vez arruinando mi vida.
—Hey —dijo ella y apoyó su suave mano en mi mejilla. Me alejé levemente.
—Estoy bien —le dije. Me miró más extrañada aun.
—Me acabo de cruzar a Mary —me dijo y miró hacia atrás —Me dijo con una enorme sonrisa de que en unos instantes me iba a enterar de algo…
Tragué saliva. ¡Maldita perra! ¿Cuál era su maldito problema?
—Ajá —fue lo único que salió de mi boca. Ella me miró de nuevo y volvió a acariciar mi mejilla.
—¿En serio estas bien, mi amor? —preguntó —Yo solo quería decirte que ya no estoy brava y que a pesar de eres un machista horrible, te amo.
Un enorme nudo se instaló en medio de mi pecho. Yo voy a odiarme inmensamente por todo lo que va a pasar. Pero yo no puedo dar el lujo de que él se salga con la suya.
—Nos vamos —le dije. Me miró.
— ¿Qué? —dijo.
—Abril, mi padre está loco. Nos tenemos que ir y necesito hablar urgentemente con tu padre. Pero nos vamos ya —tomé su mano y comencé a caminar casi desesperado en medio de la gente. Logre salir hacia fuera y Abril
 se soltó de mi mano. Me giré a verla.
—Necesito saber que pasa —dijo nerviosa.
—Mi padre me quiere separar de ti —le dije apresuradamente.
— ¿Qué? —me preguntó.
—Para eso nos hizo venir hacia aquí Abril. Pero yo no puedo dejarte, mi amor —me acerqué y tomé su rostro con mis manos —Por eso mismo llama a tu padre ahora y dame las llaves del auto.
—No entiendo nada, Dani —dijo confundida mientras buscaba las cosas que yo le pedía.
—Ya te diré bien que fue lo que me dijo, pero nos vamos ya —la besé cortamente y tomé las llaves para subirme al auto.
Ella se subió y arranqué rápidamente. Tomó su celular y comenzó a marcar el número de la casa de su madre. Me olvidé completamente de decirles. Pero Gin y Greg comenzaron a vivir juntos de nuevo. Abril aun cree que ellos solo están bromeando.
—Hola mami —la escuché decir y la miré de reojo — ¿Papá está por ahí? Pásamelo un segundo que Dani quiere hablar con él…
—Pon el alta voz —le dije. Ella lo hizo.
— ¿Hola? —escuchamos la voz de Greg.
—Greg, soy Dani —dije sin dejar de mirar el camino por donde íbamos.
— ¿Qué tal Dani? —preguntó.
—Necesito que me digas si ya has hecho algún negocio con mi padre.
—Mañana tengo que reunirme con él para firmar todo los papeles —comentó.
Solté un suspiro aliviado. Llegamos justo a tiempo.
—No firmes nada, es más ni vayas —le dije.
— ¿Qué? Pero ¿Por qué? —dijo confundido.
—Estoy seguro de que mi padre anda en algo malo, Greg. He estado alejado últimamente sus negocios pero he notado que una extraña cantidad de dinero ha entrado en su cuenta bancaria. Y estoy completamente seguro de que está implicado con el lavado de dinero —dije.
Abril me miró bien.
—Hijo, ¿estás seguro? Eso es grave —me dijo él.
—Muy seguro Greg, sino no te llamaría. Por favor no vayas mañana, no le contestes las llamadas. Hazme caso, mi padre está loco.
—Está bien, quédate tranquilo. Voy a hacerte caso —dijo él —Abril
, ¿estás ahí?
—Aquí estoy papá —dijo ella con voz preocupada. La miré y tomo su mano.
— ¿Estás bien, hija? —le preguntó.
—Sí papi —dijo ella.
—Bueno, me quedare más tranquilo si sé que estas con Dani. Tu madre me ha dicho que tiene un mal presentimiento, pero no le hagamos caso —dijo divertido.
—Todo está bien —aseguró ella.
—Bueno, cuídense —nos dijo —Y cualquier cosa me llaman.
—Claro —dijo. Greg colgó y Abril guardó el teléfono —Mi amor —la llamé.
— ¿Si? —dijo ella.
—Perdóname —le dije. Ella me miró.
— ¿Perdonarte? ¿Por qué? —dijo algo confundida.
—Soy un egoísta y solo pensé en mí. Solo pensé en mi sufrimiento si hacía lo que Greoff quiere. Solo pensé en mi corazón y no en ti, ni en tu padre.
Ella sonrió y estiró su mano para acariciar mi mejilla.
—Claro que pensaste en mí, y también en mi padre —dijo dulce.
—No lo sé, solo sé que te vi y no pude hacerlo. Él está completamente loco —gruñí.
— ¿Qué fue lo que te dijo que hicieras? —me preguntó.
—Mary estaba ahí ¿viste? Bueno él iba a presentarla como mi novia delante de todo el mundo y yo tenía que decir que si era cierto —le dije.
—Por eso la muy perra me dijo aquello —dijo ella pensativa y una sonrisa iluminó su rostro.
—Exacto —susurré.
—Pagaría por ver su rostro ahora.
—Y yo por ver el de mi padre cuando se dé cuenta de que nos fuimos —dije divertido.
— ¿Por qué tu padre quiere separarte de mí? —preguntó.
—No lo sé… simplemente no puede verme feliz. Esa es la razón.
Golpeé con mi mano el volante y maldije por lo bajo. Odio a ese hombre, lo odio completamente. No puedo creer que tenga su misma sangre. Y me odio por eso.
—Tranquilo —susurró Abril.
La miré y las luces de la calle jugaban con sus bellos ojos. Haciendo que sus largas pestañas se proyectaran sobre sus parpados.
Me detuve justo frente a su casa. Ella sonrió al ver que yo no dejaba de mirarla. Mordiendo sus labios se bajó rápidamente del auto. Imité su acción y corrí detrás de ella cuando me aseguré de que el coche no quedara abierto.
—Abril —la llamé.
Ella se detuvo soltando una risita tonta.
—El vestido me está molestando, Dani —dijo y volvió a caminar para abrir la puerta del edificio.
Sonreí y la seguí. Llegamos al departamento y la puerta se cerró fuerte detrás de nosotros. Abril se giró a verme y chocó levemente contra mi pecho.
— ¿Cómo crees que yo podría dejarte? —pregunté en voz baja mientras comenzaba a acariciar el costado de sus brazos — ¿Cómo? Si estas metida debajo de mi piel —ella subió sus manos por mi pecho - ¿Puedes explicarme que clase de hechizo me has lanzado encima?
— ¿El del amor? —dijo con duda.
Sus ojos se clavaron en mis labios y sonreí.
—Mírame a los ojos —le dije.
—No puedo —susurró.
— ¿Por qué? —le pregunté.
—Porque estoy mirando la parte que más me gusta de ti…
—¿Ah sí?
—Ajá —asintió sin quitar su mirada de allí — ¿Puedes hacerme un favor?
—El que quieras.
—Apaga tu celular.
Sin dejar de mirarla tomé el teléfono de mi bolsillo y lo apagué para luego arrojarlo, creo que, sobre el sillón. Me incliné hacia ella y tomé sus labios con cuidado. Para luego comenzar a caminar a ciegas para buscar un lugar cómodo. Ustedes ya saben.




Hola!!

Ya solo quedan tres capítulos!!

Espero que os este gustando y por favor comentar!!!

Gracias por leer.

Besos, María.


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